lunes, 9 de mayo de 2011

Cacofonía literal #007

Lo marcó hiriente y le dijo que era "un no-mente, un demente irreverente y que se comporte, por los dioses, como la gente." Él lo miró, condescendiente, y contestó: "Potente su vehemente reprimenda, soy oyente de su tridente aspereza, mas no tomo consejos de entes sin cabeza."

domingo, 1 de mayo de 2011

La expectación - Cuento

¡Hola, lector misterioso! Es hora de reactivar este blog. ¡Tengo muchas historias por contar aún!
El relato que se puede leer aquí abajo fue publicado por primera vez en una antología de cuentos seleccionados por Ana Bisignani en el libro "Lunario" (2008) de Editorial Dunken. No quiero develar nada de la trama ya que es un cuento corto y el efecto funciona si se lo lee de un tirón. Así que adelante, disfrute.

La expectación

Cuando la vi me sentí decididamente mal. Primero fue incomodidad, luego me entraron unas ganas tremendas de salir corriendo pero, como no podía hacer otra cosa, me entregué a ella. Ahora sigo sentado esperando porque, ¿qué se puede hacer en un momento así? Esperar y nada más.

Me parece raro que no haya más gente, digo, es que uno supone que las personas se agolpan por entrar a estos pagos... o salir. En sí no sé bien dónde es, pero lo que importa es que estoy. Pero claro, puedo pensar, puedo escribir estas líneas. La frase “Pienso, luego existo” nunca me pareció tan desacertada, y eso que admiro a Descartes. Encima, no sé si conjugar en pasado o presente la palabra “admiro”. Es que yo creo que “lo admiro”, pero no sé si “lo admiré”, remitiéndome a este momento.

Uno se pregunta antes de que te venga a visitar: ¿será qué todo es como los episodios que no recordás del día anterior cuanto te levantás con resaca? Parece que no. Diría que más bien es como cuando te despertás a medias de un sueño confuso y te volvés a dormir al rato. Acá la autoconciencia es descomunal. Lo siento René...

Hace un mes le dije a mi ex amigo: ¿Duele mucho, Doctor? ¡Cómo si a él le pasaran estas cosas! Y claro, como el Doctor Belgrado era mi amigo (y sé que el pasado de “era” está bien conjugado) le preguntaba eso, confiando en él plenamente. ¡Qué iluso! Ahora el muy desagradecido está con Quita en el Caribe. ¡Ah, si pudiera volver por allá! ¡Qué tiempos aquellos! Ya me expreso como si hubieran pasado años y ni por las tapas... Sólo algunos minutos y ya me desespero. ¿Estaré listo para esto? Resta esperar.

Puedo describir la sala: es cuadrada en los seis lados y totalmente gris, aunque los cuadrados son de diferentes tamaños; la pared de mi derecha es más amplia que la izquierda y, a su vez, el techo es mayor que el piso. A mi me parece una habitación imposible pero sin embargo estoy en ella, o no... no sé. A mí me parece que estoy y que es gris. Gris claro. Lo único que hay dentro es el asiento en el que estoy incómodamente instalado y una mesita. La mesa tenía un lápiz y papel así que, por supuesto, me puse a escribir. Tengo que matar el tiempo, este lugar es acotado y soy bastante claustrofóbico. ¿Soy?

Ni idea por qué lugar salió la responsable en traerme a este lugar. Supongo se habrá abierto algo acá en la pared del frente pero ya miré y no parece tener fisuras. Me costó reaccionar cuando llegué. Seguramente, cuando aparezca una...

Es increíble pero se abrió una rendijita hace un rato en la pared de enfrente y tuve que dejar de escribir. Hay mucha luz del otro lado y no se ve nada, pero ilumina mucho esta habitación. Parece que hay alguien o algo del otro lado. Se escucha como un zumbido. Voy a preguntar dónde estoy y qué debo hacer a ver si contestan...

Ahora me quedó todo mucho más claro. Pregunté y una voz respondió. Me siento aliviado, pensé que me iba a quedar solo acá encerrado para siempre. Tenía razón, tengo que esperar a que decidan qué hacer conmigo. Me respondió ella, la que me trajo acá.

La voz de mujer, así de femenina es la Muerte, me dijo: “La burocracia también existe de este lado. No hay más que hacer, sólo esperar. Estás en el purgatorio”.